La promoción y consolidación de iniciativas empresariales promovidas por mujeres es uno de los objetivos de la Política de Desarrollo Rural. Fomentar el empresariado femenino contribuye a crear alternativas laborales, aumentar la participación laboral de las mujeres en el medio rural y diversificar la economía rural.
Ahora bien, ¿cuáles son las características de las iniciativas empresariales promovidas por mujeres?. De acuerdo con el estudio “Diagnóstico de la igualdad de género en el medio rural” (publicado en 2011), se señalaba las siguientes
• El grado de ruralidad no introduce grandes diferencias en la tasa de emprendimiento de la población rural total, tendencia que se repite en los hombres. En las mujeres, por el contrario, el emprendimiento disminuye cuando aumenta el grado de ruralidad de los municipios.
• La edad, por otro lado, si introduce cambios considerables. La tasa de Empresariado experimenta un crecimiento con la edad, siendo la del grupo de mayor edad el doble que la del grupo más joven. Este aumento se relaciona con la importancia en décadas anteriores de la agricultura asociada a la empresa familiar, y también, con la creciente asalarización actual, que afecta más a la población más joven.
• El empresariado femenino es un importante factor de empoderamiento para las mujeres. Lo que éste aporta, más allá de la mera función productiva, son oportunidades de control de los recursos económicos y responsabilidad y poder de decisión sobre el negocio. Sin embargo, las mujeres encuentran más dificultades que los hombres por diversos motivos:
– Sus empresas son más pequeñas y facturan menos, se concentran en determinados sectores y se orientan a los mercados locales.
– Tienen más dificultades para la obtención de financiación.
– Su presencia es escasa en las organizaciones empresariales, que raramente reconocen o integran a las asociaciones específicas de mujeres empresarias.
• Otra característica importante del empresariado femenino del medio rural es su fuerte dependencia familiar, la gran correlación que existe entre el trabajo empresarial, el trabajo familiar, y el resto de actividades personales de las mujeres del medio rural.
• Muchas de las iniciativas del empresariado femenino del medio rural están relacionadas con actividades que las mujeres han realizado tradicionalmente en el ámbito doméstico. Tal es el caso del turismo rural, la comercialización de productos artesanos —mermeladas, repostería— o el cuidado y atención de la infancia y de personas mayores o en situación de dependencia. Esta situación, aún siendo una oportunidad laboral y económica para las mujeres, también repercute en el mantenimiento de los roles de género en el medio rural. Al igual que ocurre en el caso del trabajo asalariado, la necesidad de compatibilizar el rol reproductivo con el productivo limita las posibilidades de las mujeres para gestionar y crear nuevas empresas más allá del ámbito doméstico. Más aun, la actitud sexista de la sociedad sobre el papel social y profesional que deben desempeñar las mujeres, actúa de barrera invisible o ‘‘techo de cristal’’, reproduciendo así la subordinación económica de las mujeres, esta vez en el ámbito empresarial.
En este sentido, la estrechez de las economías de las zonas rurales y su escasa capacidad para la generación de un gran número de empleos asalariados justifican la promoción del autoempleo femenino como fórmula de creación de un puesto de trabajo. Actividades tales como la producción y comercialización de productos agroalimentarios de calidad, artesanales, el turismo rural, las actividades culturales, los servicios a la población o las nuevas tecnologías de la información, todas ellas, con una demanda creciente, pueden constituir sectores clave para que las mujeres decidan instalar su propia empresa en el ámbito rural.
Para cerrar este epígrafe debemos comentar, de forma breve, el peso y las características de los proyectos empresariales de las mujeres rurales. Para ello, y teniendo en cuenta la importancia que tiene los diferentes programas de desarrollo rural en cuanto al apoyo de las iniciativas empresariales, nos vamos a basar en las conclusiones del estudio “Respuesta de las mujeres rurales a los programas operativos y de desarrollo rural del MAPA 2000-2006” (2007) elaborado por Alicia Langreo e Isabel Benito y publicado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.
Las características de los proyectos empresariales presentados por mujeres se pueden resumir en los siguientes puntos:
• El 46,5% de los proyectos empresariales de personas físicas en Leader+ son de mujeres, lo que supone un avance significativo frente a Leader I y II (< 30%).
• El 80% de los proyectos se encuadran en las medidas de PYMES y servicios, valorización del patrimonio y turismo.
• El turismo, en su conjunto, sigue acaparando la mayor parte de las inversiones. Han aumentado las inversiones de mujeres en servicios a la población y han bajado las actividades relacionadas con la producción agraria.
• El 43% del empleo de la iniciativa Leader+ es femenino y supone el 52% en los nuevos empleos creados. En Leader II, el 36% de los empleos fueron ocupados por mujeres.
• Muchas beneficiarias han optado por constituir sociedades mercantiles, civiles y cooperativas.
• Han aumentado las empresarias que invierten en sectores innovadores, poco conocidos por ellas y sin relación con el negocio familiar.
• Las empresas de mujeres han aumentado su dimensión y han ampliado sus actividades desde su creación.
• La mayor parte de las inversoras tienen experiencia laboral previa. Algunas de estas han sido agricultoras.
• Las mujeres empresarias cuentan con apoyo familiar y lo valoran muy bien.